Por Patricia Gaminde
A
Lo que suele ocurrir normalmente es que los padres tendemos a anticiparnos a las acciones de los niños. Se actúa de este modo por miedo, comodidad o por la creencia de que el niño no podrá solo. ¿Y si les damos la oportunidad de ser más autónomos y confiamos en sus capacidades?
Es importante destacar que los niños aprenden a ser autónomos a través de pequeñas actividades del día a día. Los padres, cuidadores y educadores son las personas que deben ayudarles a que desarrollen estas tareas y valorar el esfuerzo de los hijos. Hablamos de recoger, colocar, abrochar y desabrochar la ropa, ir al lavabo solos, ponerse el babero, recoger la comida.… Además de potenciar su autonomía, el hecho de poder ir realizando todas estas tareas ellos solos les ayuda a orientarse en el espacio, responsabilizarse de sus cosas y sentir que en la dinámica familiar ellos también tienen sus ocupaciones y su independencia.
B
Cuando el niño ve que es capaz de ponerse y quitarse el babero solo, quitarse los pantalones sin ayuda o taparse con la toalla y secarse por sí mismo, se dan cuenta de que pueden hacerlo, que han superado un nuevo reto.
Como padres observamos el orgullo que sienten nuestros hijos al ver que han podido resolverlo con éxito. ¿Por qué no facilitarles una vida más funcional? Démosles herramientas prácticas y útiles que les lleven a conseguir sus pequeñas hazañas, ayudémosles a que vayan superando el control de esfínteres, hábitos alimenticios y de higiene, conocimiento de las emociones… pensemos que todos estos aprendizajes además de potenciar una buena autoestima y seguridad personal les ayuda a confiar más en los otros, a ser creativos y más optimistas con futuros retos que la vida les planteará.
C
Debemos dar la oportunidad a nuestros hijos de experimentar cosas nuevas, tener en cuenta su capacidad de aprendizaje y ayudarles a ser más autónomos. Una mayor autonomía favorece una buena autoestima y esta será la vía que conducirá a nuestros hijos a una evolución sana y de crecimiento. Acompañémosles en este viaje y facilitémosles el camino.
Máster en la Clínica Psicoanalítica de la Infancia y la Adolescencia en la Universidad de Barcelona. Colaboradora del Centro Psicopedagógico y otros centros públicos especializados en la atención de la infancia como la Fundación Orienta Hospitalet, la Fundación Eulalia Torres de Beà y el Colegio Canigó.